NUESTRA PARROQUIA
Desde luego, las fotografias que mostramos a continuación, nada tienen que ver con las de hace 20 años... No obstante, pondremos pequeños comentarios en determinadas fotos, así como mostrar fotografías de los Salones Parroquiales.
Podemos observar, al menos el hecho más característico, es que tiempo atrás, lo que hoy son frondosos árboles en verano, bien tupido en inverno, antaño no eran más que blandas ramas ancladas al suelo.
Tras la última reforma llevada a cabo en la Parroquia, parece que las obras de 1976 no acabaron hasta 25 años más tarde con las mejoras realizadas. Podemos apreciar en estos dos escudos de cerámica situados en la entrada a la iglesia, la imagen de la antigua ciudad sepultada por el río y una imagen de la Parroquia (no del todo verídica, si se me permite la opinión) con la fecha de la inauguración.
La imagen de la Virgen, fue una talla realizada por el escultor el Sr. Lapayese que realizó una escultura de 1,60 metros, medidas casi idénticas a la del Cristo, sin peana, para adosar a la pared (por lo que lleva la espalda plana), tallada en madera de abedul sin policromar, en su color natural, con encarnaduras pulimentadas y los ropajes trabajados dejando la huella de la gubia. La imagen, cuyo presupuesto ascendió a 150.000 pesetas, es de gran delicadeza y hermosura un tanto estilizada: una genial obra de arte que inspira ternura y devoción a quien la contempla.
El retablo fue cedido por el Obispo Auxiliar D. Rafael Palmero en 1983, de entre los que se desmontaron en la desaparecida Iglesia de San Marcos de Toledo (pertenecía a la Capilla de los Duques de Hermosilla, en dicha iglesia). Para completarlo se encargó al escultor D. Ramón Lapayese del Río, conocido imaginero, la talla del Cristo Agonizante, que es la que preside el cuerpo central del Retablo. Es de madera de abedul policromada al estilo antiguo de unos 160 centímetros.
Los bancos fueron realizados en Muebles Moraleda, según idea original de D. Juan Martín-Maestro, por cierto espléndidamente interpretada por el escultor Sr. Lapayese y ejecutada a la perfección por los afamados artesanos de la prestigiosa firma talaverana mencionada. Tanto gustaron dichos bancos que, posteriormente, se fabricó el mismo modelo para otras parroquias talaveranas, la Basílica del Prado e iglesias de pueblos de la comarca.
La sillería que está hoy en el altar se situó ahí con la última reforma de la Parroquia.
Los salones parroquiales fueron una de las última adquisiciones de Don Juan, así como una de las primeras de Don Javier.
En ellos se imparte la catequesis, se realizan las reuniones del Grupo de liturgia, de la Legión de María, en pocas palabras son después de la Parroquia, adecuada para las celebraciones, el centro neurálgico de nuestra Parroquia, de nuestra gran Familia.
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